Ricky S. Brotwright - construcción.

Si hay algo bueno a destacar de Ricky es que es muy leal. Puedes contarle cualquier secreto que jamás traicionará a su gente, porque es incapaz de hacerlo. Quiere a los suyos y los protege como la gran familia que son, pero así como ella no traiciona, tampoco permite que le traicionen. Meterá una bala entre ceja y ceja o un cuchillo en tus partes si es necesario y no le temblará el pulso.

El fin justifica los medios, ese es su lema. Lo sigue a rajatabla, y es por eso que muchos en Pandora la temen. Se ha ganado un nombre, un respeto y no es casualidad que la llamen Satán. Es peligrosa y lo saben, su historial es largo y no únicamente de delitos si no también de fugas. Inteligente, astuta, sabe lo que hace y siempre tiene un plan B. Mujer de recursos, luchadora y con los cojones bien puestos. Fría, calculadora y a la que le gusta manipular a los demás a su antojo. Agresiva, vengantiva, cruel. Aunque lo planifique todo al milímetro, siempre se pueden salir las cosas de control. Normalmente suele ser impulsiva, y también perfeccionista, un peligro para la humanidad y para ella misma en muchas ocasiones, de la que en realidad, todo el mundo puede fiarse. Conocerá tus secretos y los usará a su beneficio, pero prefiere las verdades a la cara antes que por la espalda. Un jodido demonio con piel de cordero.

Ricky es la caja de pandora que mejor no abrir y, sobre todo, si no quieres que te folle sin su consentimiento no te acerques demasiado, que su ninfomanía es incontrolable.

Aún recuerda perfectamente como la muchacha pedía piedad, pedía que la dejase en paz pero es que no podía. La animadora del instituto le estaba provocando, era una zorra y Ricky lo sabía muy bien. Le folló, lo hizo a pesar de que supuestamente la rubia no quería, pero Ricky en el fondo sabía que no era así. Estaba enferma y no era consciente de ello todavía hasta que le diagnosticaron ninfomanía. Pero ya era demasiado tarde como para intentar curarla, únicamente podían darle medicación para que no se descontrolase tanto.

Funcionó durante un tiempo, pero su familia se arruinó y volvió a las andadas. Nunca, jamás, tocó a niños, eso fue algo que ella no se habría perdonado. Pero que nunca tocase a niños no significa que no se tirase a sus padres, o a sus madres, o a sus hermanos, aunque no delante de ellos. Era un monstruo, sí. Pero no tanto. Después de las primeras detenciones, Ricky se escapó un par de veces y viajó por todo el mundo. Turquía, Italia, Francia, Inglaterra, Japón, China, Corea del Sur, Grecia, Pakistán,... Se codeó con gente de todas clases y, nadie bueno, ni tampoco demasiado legal. Asesinatos a punta pala, trata de blancas, tráfico de drogas, extorsión... Ricky sabía dónde se metía pero ya no podía salir de ese lugar. De esa vida que había escogido: tenía dinero, la gente le temía, la respetaban y le obedecían. Joder, era el puto paraíso. Hasta que la pillaron.

Ella no habló, no dijo palabra de nadie, ni tan siquiera de ella misma y terminaron culpándola al final y metiéndola en la cárcel por ser demasiado peligrosa. ¿Resultado?


Cadena perpetua en Pandora. Aunque no está sola, se ha unido al grupo de "italianos", en la cárcel y les lleva siendo fiel desde hace ya más de cuatro años.