Aaron Vasíliev

La energía que rodeaba a Aaron desde su tierna infancia hasta ahora, no era algo que pasara de largo. Cuando la gente lo ve caminar, amenazar o realizando cualquier otra actividad en la cárcel, lo mas probable es que se lo imaginen con la canción compuesta por su compatriota ruso: Aram Khachaturian. Es un hombre impulsivo, enérgico, irascible y con muy poca paciencia desde que lo han metido en la cárcel. Es un tanto hipócrita, pues aunque no soporte que lo traicionen, él sería el primero en hacerlo si con ello lograra obtener un objeto preciado.

No es un hombre escrupuloso. Digamos que cuando hay pelea en los comedores o en el patio, es de los primeros en acercarse. Pertenecer a la Bratva desde hace años le ha permitido desarrollar una habilidad especial para el olfato de los negocios. Tiene suerte por solo haber sido condenado por estafa, pues entre sus actividades delictivas también aparecen palabras como: trata de blancas, mercado negro, malversación de fondos y asesinato (aunque sea por cuestiones de la mafia sigue siendo un asesinato).

Se podría decir que es un tipo peligroso e impredecible, pero por eso mismo cree que uno de los suyos (mafioso de la Bratva), lo ha vendido a la policía. Querrán contactar con los delincuentes del interior, pues a pesar de haber tenido experiencias de todo tipo, no se considera un hombre homosexual.

reclusos: Aaron trabajaba como estafador desde los 17 años. Este ruso nacido en América había aprendido de su abuelo y usaba técnicas bastante rudimentarias (pero que todavía servían). Fue durante esta época cuando conoció a Sofía Reyes. Una hacker en la que vio un futuro prometedor y una forma perfecta con la que ganar dinero fácil. Aaron la engatusaba con sus palabras, se ganaba su confianza muy lentamente. Llegaron a pasar años en los que esta amistad se hizo bastante fuerte, pero el objetivo del ruso era el mismo, dinero.

A los 23 ya había ingresado en la Mafia Bratva como parte del equipo de estafadores que trabajaban para una de las familias más importantes de América. Tenía una buena reputación. Ganaba dinero. Llegó incluso a vender a su propia compañera Sofía a la policía. Con ello consiguió más dinero. Pero nada es perfecto, y la investigación policial de un caso de estafa en hoteles, lo puso en el punto de mira.

Fue así como Aaron Vasíliev, ingresaría en la cárcel con 32 años. Una cárcel para homosexuales, algo que tardó en comprender con el paso de los días. La Bratva quería tener un contacto en el interior para comunicarse con los rusos de dentro. A él le había tocado hacer de puto walkie-talkie entre el exterior y el interior.
otros: colocar su historia.

Delito de ESTAFA 10 años — 8 por buen comportamiento